Las alarmas, ante el anuncio de Donald Trump de salirse del Acuerdo de París, se encendieron durante las primeras horas pero luego, parecieran irse apagando tras los análisis que expertos del sector ambiental y económico hacen sobre ese aviso que tendría más tinte político que efectivo y es que hay que resaltar que deben pasar, al menos, cuatro años para que la primera potencia mundial, pueda ratificar su salida.

Según se lee en los estatutos del Acuerdo, Trump estaría desconociendo el contenido del documento y de concretarse la salida de Estados Unidos del pacto, tal vez no lo vea desde la Casa Blanca ya que deberán pasar cuatro años para apartarse del tratado que busca mejorar las condiciones ambientales y luchar contra el cambio climático a nivel mundial. 

El artículo 28 del Acuerdo de París es claro y citamos a continuación:

1. Cualquiera de las Partes podrá denunciar el presente Acuerdo mediante notificación por escrito al Depositario en cualquier momento después de que hayan transcurrido tres años a partir de la fecha de entrada en vigor del Acuerdo para esa Parte.

2. La denuncia surtirá efecto al cabo de un año contado desde la fecha en que el Depositario haya recibido la notificación correspondiente o, posteriormente, en la fecha que se indique en la notificación.

Es de resaltar que el Acuerdo de París fue puesto en ejecución en el año 2016.

La decisión de Trump tuvo respuesta inmediata de otras naciones como China y Rusia quienes ratificaron su intención de hacer sacrificios económicos e inversiones en tecnología e investigación por un mundo mejor. La Unión Europea también se marcó en la acera de los países que buscan ser ecológicamente amigables.

Contaminación en Números

China es la más contaminante del mundo según la Plataforma CAIT, explorador de datos climáticos que registra, para el gigante asiático, 10 mil 975.5 megatoneladas de dióxido de carbono seguido de Estados Unidos con 6 mil 235.1 megatoneladas de CO2 mientras la Unión Europea se queda con el tercer puesto produciendo más de 4 mil megatoneladas de contaminación. Le siguen otros países como Rusia, India y México con poco menos de mil megatonealadas. 

Qué dicen desde México

Como ven, México es uno de los países que más aporta, negativamente, al cambio climático pero también uno de los que ha entendido la importancia de renovar el planeta y mejorar el ecosistema por lo cual la generación de energía partiendo de fuentes limpias y renovables viene cobrando fuerza. Desde el Congreso mexicano las voces de protesta se hicieron sentir. La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, Angélica de la Peña, expresó en su columna de opinión en El Universal de México que “él (Trump) dice que los Acuerdos de París son la catástrofe económica, el resto del mundo le decimos que son la prevención del colapso de la tierra.” Además asegura la senadora que “necesitamos menos combustibles de origen fósil y más reciclaje de aguas grises, PET” entre otras fuentes limpias.

La presidenta de la Comisión de Política Exterior del senado, Mariana Gómez del Campo, celebró que estados de la unión americana hayan criticado la decisión de Trump y hayan preferido desconocer tal anuncio y pensar en un mundo sostenible. “Considero que en medio de una arremetida de Estados Unidos contra el consenso multilateral, nuestro país debe seguir respaldando las mejores causas para la humanidad. La política de Washington sólo aísla a Estados Unidos de las dinámicas internacionales lo que se traducirá, a la larga, en una pérdida de su influencia natural y de oportunidades para colocar sus intereses en la agenda global”.

Ante la salida, que como decíamos al inicio, tal vez ni se llegue a concretar por aquello de los tiempos necesarios, los expertos en materia energética aseguran que la decisión de Estados Unidos es sólo una oportunidad más para que los mexicanos exploren sus capacidades y exploten sus recursos naturales de manera responsable para mover a un país de 120 millones de habitantes desde la energía limpia y donde las oportunidades y beneficios que viene presentando el gobierno federal, representan el estimulo idóneo para convertir a la república en una potencia energética y dejar de lado la imagen de ser uno de los territorios más contaminados del mundo.